El arte nos invita a ver el mundo que nos rodea con otros ojos.
Intentando ver con sutileza y curiosidad cualquier pieza que se muestre en un museo o galería.
No hace falta ser un experto en la materia o tener un elevado poder adquisitivo para comprar o disfrutar de un cuadro que nos encante.
No tiene que ser tampoco de un artista consagrado que haga que sea inalcanzable para nosotros.
Sólo es necesario que esa obra nos impacte, nos guste y nos conmueva lo suficiente para decir "la quiero para mi, para verla todos los días en ese rincón especial de mi casa".
El arte no es una cuestión o un privilegio de unos pocos, ya que nos pertenece a todos.
Poder ver una exposición de un autor que nos guste y nos acerque un poco más a su mundo interior, pudiendo así entender mejor lo que nos quiere transmitir.
No es tan difícil entender el arte como una forma de expresión. Simplemente hay que acercarse a él, valorarlo y observarlo con espíritu crítico.
El arte es un sentimiento que traspasa nuestra mente y nuestra mirada, que nos hace pararnos por un momento y reflexionar sobre lo que esa obra nos quiere decir, lo que su autor trata de transmitirnos al verla.